Consejos que cualquier entrenador te daría

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Estamos dentro de una cultura globalizada donde la información se encuentra a un clic de distancia. Decenas de páginas web te prometen milagros cuando de entrenar se trata, pero hay una verdad que aunque dolorosa debes conocer: solo y solo un profesional con características definidas, pueden gestionarte y brindarte consejos. En Omar Moreno, traemos para ti una recopilación a modo de resumen de lo que la mayoría de los verdaderos entrenadores personales opinan y aquellos consejos que puedes aplicar para hacer de tu entrenamiento personal un episodio de experiencias y anécdotas fructíferas.

Muchas personas intentan suicidarse día tras día con sus rutinas:

Es normal observar obsesivos que pasan horas y horas del día concentrados en mejorar su aspecto. Llegan a las seis de la mañana y vuelven a sus casas a las dos o tres de la tarde con la alegría del deber cumplido vuelto palabra: dolor. Y en cierto modo tienen razón, han cumplido el objetivo de forzar su cuerpo al límite sin medir los riesgos.

Cuando tienes fiebre es señal inequívoca de que se ha desatado un proceso de contaminación de tu cuerpo, igual pasa con el dolor, imagina que te duele el estómago para ello hay múltiples explicaciones: comiste en exceso, no te fijaste en el vencimiento… y si un musculo te duele después del entrenamiento, ¿qué querrá decir?: eres lo suficientemente racional para saberlo: haz forzado tanto tus capacidades que ya tu cuerpo te está pidiendo a gritos que te detengas.

Si bien es cierto que el dolor es normal en tus primeros días, debes saber que el cuerpo habla, porque en si tú eres un espíritu dentro de un cuerpo, es decir, eres un invitado y es tu responsabilidad cuidar ese hogar llamado vida. Cuando sientas que tu cuerpo esta adolorido, vete a casa y descansa.

Si te aburres de tu entrenamiento solo hay un culpable y ese eres tú.

Los deportistas exitosos se caracterizan por innovar. Puede que algún día te levantes de tu cama y ya no quieras seguir con tus rutinas… las series ya no tienen sentido, las repeticiones son tediosas, ya no aprovechas los descansos, pero es completamente obvio.

Supongamos que estas estudiando veterinaria y cuando inicias tu segundo año ya no hay más opciones y el paisaje se te nubla… te retiras. La verdad es que no es cuestión de nulidad de posibilidades, es que tu no has evolucionado, conseguiste el primer año y no hiciste nada para comenzar el segundo: de seguro habían voluntariados, o practicas o cursos los sábados o grupos de estudio, pero no, te quedaste sentado esperando a que las cosas mejoraran por si solas.

Como deportista nunca permitas que ello pase. Si no te gusta madrugar a entrenar, ¿Quién puede obligarte? Hazlo a las diez o las cuatro o a las siete de la noche, pero hazlo todos los días por lo menos media hora. Si un pesista no cambia su pesa cuando está deteriorada, el solo concepto de vejes causa desesperanza, igualmente los colores tétricos. Son temas simples, pero que cambiaran tu percepción de lo que haces.

¿El trabajo realmente ha sido constante?

Pasan dos meses y no percibes un solo cambio, de la misma manera hay una sola contestación: no fuiste constante. Asi que detente, siéntate y haz una lista con los métodos que utilizaste, los días, los horarios, los implementos, ¿Qué falló? No culpes al gimnasio, o a tu sobrino por no permitirte la concentración, ni al evento de tu madre ese domingo. El deporte debe ser tan importante como tomar agua o descansar y es como u hijo al que debes criar, educar, hasta llevarlo a un punto de maduración en el cual ni te darás cuenta de que fuiste tú quien lo formó.

Busca ayuda profesional cuando sientas que las cosas van mal y consúltalo con tu entrenador para saber qué cambiar, qué hacer, qué nuevo rumbo tomar, pero habla, actúa.